Coronavirus en Tacna

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Por: Fredy Gambetta

Quienes algo conocemos la historia de nuestra ciudad natal sabemos que entre enero y junio de 1869 Tacna contaba 10 mil habitantes y que, en esos meses, fue asolada por la epidemia de la fiebre amarilla. Murieron 2,500 tacneños. Una memoria de aquel infierno lo leemos en el informe que hiciera el cura español Sebastián Ramón Sors que, con algunos vecinos de buena voluntad y médicos, enfrentó la epidemia. De tal manera que pensando en el atroz sufrimiento de nuestros antepasados, nosotros estamos curados del susto. Hoy Tacna tiene más de 300 mil habitantes. Aquella vez murió la cuarta parte. Hoy tendrían que fallecer más de 70 mil personas para sentir el horrible daño de una epidemia.

Esta crónica la escribo en junio de 2020. En los cuatro meses transcurridos desde la aparición de la COVID-19, en la Región Tacna, según datos de la Dirección Regional de Salud, contamos cerca de 700 infectados y el fallecimiento de 13 personas. En la provincia de Candarave se ha registrado una persona contagiada y en la provincia de Tarata, dos.

En otras regiones del país el número de fallecidos y contagiados es altísimo. Ni hablar de Lima, que es una metrópoli con más de 10 millones de habitantes. Tacna cuenta con la cuarta parte de un gran distrito limeño.

Las regiones de Tacna y Moquegua presentan pocas víctimas de la epidemia. Los expertos afirman que podrían incrementarse en la primera quincena de julio. Así y todo, según lo dijo el director de salud, los enfermos no harían colapsar la capacidad hospitalaria en Tacna. No tengo motivo para no creer en sus palabras.

No se han estudiado aún las causas de porqué el virus no ataca con vigor a los habitantes de nuestra región. Unos lo atribuyen a que nuestros ancestros indígenas nos predisponen a resistir o a que, paradójicamente, el agua que llega de los andes, de entre medio de volcanes, viene cargada de metales que nos brindarían defensas.

Creo que, más allá de esas especulaciones, la causa de que vivamos sin sentir los rigores de la epidemia se debe a que los habitantes, sin distinción, acatan las normas elementales para evitar contagios expresadas en tres medidas: lavarse las manos, usar mascarillas, sobre todo en mercados, bancos y lugares de concentración humana y guardar la distancia física entre las personas. Quiere decir que hemos aprendido la lección. Pareciera que Tacna no es solamente la más limpia ciudad del país, sino también la más educada. Ojalá seámoslo siempre.