Un número indeterminado de fallecidos ha dado un enfrentamiento entre mineros en el distrito de Acarí en Arequipa, allí se ha actuado con especial salvajismo porque los agentes de la Policía Nacional del Perú encontraron 8 cuerpos en la quebrada Huanaquita tras el enfrentamiento.
El jueves 2 de junio, un grupo de mineros de la minera artesanal “Calpa Atico” se enfrentaron a los trabajadores de “Callpa Renace” por la posesión de terrenos en el distrito de Acarí, provincia de Caravelí; según informaciones de los medios de comunicación, estos actos violentos se habrían llevado a cabo con el objetivo de desalojar al grupo que se encontraba explorando el yacimiento.
Tras los enfrentamientos, la Policía Nacional del Perú registró la muerte de 15 personas, sin embargo, 8 trabajadores aún se encuentran desaparecidos; la policía continúa buscando el paradero de ellos.
Los familiares de las victimas solicitan que el gobierno de turno intervenga y que el Ministerio del Interior pueda evitar que nuevos actos violentos en la provincia, estos ataques son frecuentes en la región, pues el índice de mineros informales e ilegales es uno de los más altos a nivel nacional.
Las noticias a pesar de ser alarmantes no tienen la difusión debida por tratarse de zonas alejadas del país, pero principalmente porque los actos que involucran a la minería informal y la ilegal se presentan con demasiada frecuencia, particularmente en las minas de donde se extrae oro como actualmente ocurre en el distrito de Ananea en Puno.
El estado brilla por su ausencia con excepción de la Policía que tiene arduo trabajo debido a que los actos del tipo que se presentan en Acarí son mucho más frecuentes, en varias oportunidades hemos comentado lo que ocurre en esos desolados lugares, en Ananea alguna vez estuvo un grupo de trabajo de “History Channel” y aseguró que no volverían por ningún motivo; además de las altitudes superiores a 5,000 metros sobre el nivel del mar, es un lugar caótico.
Existen problemas que el estado no afronta, por ser yacimientos ilegales no se da cumplimiento a ninguna normativa, sea de carácter laboral, ecológico o de otro tipo, es tierra de nadie; allí es peor al lejano oeste, los trabajadores no se encuentran en ningún régimen laboral, la trata de personas, la ecología es ignorada, el uso del mercurio, además la delincuencia sienta sus reales, los asaltos son cosa cotidiana; cada cargamento de entre 50 y 100 kilogramos de oro corre enormes riesgos, no acuden a la policía porque es ilegal, debe enfrentarse a curtidos asaltantes que usan fusiles AKM y revólveres de alto calibre.
Esto ocurre en la Rinconada, Ananea, y es el destino que espera a quienes explotan las minas en Acarí, el actual gobierno está descuidando por completo la actividad minera formal que paga impuestos, respeta las normas laborales, de seguridad y ambientales, y en general funcionan eficientemente, pero lo ocurrido en los últimos meses debe preocuparnos, aunado a que ya se está hablando en las esferas oficiales de nacionalizar las minas.
10/06/22